sábado, 21 de noviembre de 2009

La Argentina insolente.

Me parece interesante como un aporte al debate sobre las causas que orioginan nuestra actual situación.


Carlos Vicente Ruá

21 de noviembre de 2009




El Dr. Mario A. Rosen es médico, educador, escritor, y empresario exitoso. Tiene 63 años. Socio fundador de Escuela de Vida, Columbia Training System, y Dr. Rosen & Asociados. Desde hace 15 años coordina grupos de entrenamiento en Educación Responsable para el Adulto. Ha coordinado estos cursos en Neuquén, Córdoba, Tucumán, Rosario, Santa Fe, Bahía Blanca y en Centro América. Médico residente y Becario en Investigación clínica del Consejo Nacional de Residencias Médicas (UBA). Premio Mezzadra de la Facultad de Ciencias Médicas al mejor trabajo de investigación (UBA). Concurrió a cursos de perfeccionamiento y actualización en conducta humana en EEUU y Europa. Invitado a coordinar cursos de motivación en Amway y Essen Argentina, Dealers de Movicom Bellsouth, EPSA, Alico Seguros, Nature, Laboratorios Parke Davis, Melaleuka Argentina, BASF.


Q Antes de imprimir este mensaje piensa si es necesario. Protege el medio ambiente.




La Argentina Insolente

En mi casa me enseñaron bien.
Cuando yo era un niño, en mi casa me enseñaron a honrar dos reglas sagradas:

Regla N° 1: En esta casa las reglas no se discuten.
Regla N° 2: En esta casa se debe respetar a papá y mamá.

Y esta regla se cumplía en ese estricto orden. Una exigencia de mamá, que nadie discutía... Ni siquiera papá. Astuta la vieja, porque así nos mantenía a raya con la simple amenaza: “Ya van a ver cuando llegue papá”. Porque las mamás estaban en su casa. Porque todos los papás salían a trabajar... Porque había trabajo para todos los papás, y todos los papás volvían a su casa.

No había que pagar rescate o ir a retirarlos a la morgue. El respeto por la Autoridad de papá (desde luego, otorgada y sostenida graciosamente por mi mamá) era razón suficiente para cumplir las reglas.

Usted probablemente dirá que ya desde chiquito yo era un sometido, un cobarde conformista o, si prefiere, un pequeño fascista, pero acépteme esto: era muy aliviado saber que uno tenía reglas que respetar. Las reglas me contenían, me ordenaban y me protegían. Me contenían al darme un horizonte para que mi mirada no se perdiera en la nada, me protegían porque podía apoyarme en ellas dado que eran sólidas.. Y me ordenaban porque es bueno saber a qué atenerse. De lo contrario, uno tiene la sensación de abismo, abandono y ausencia.

Las reglas a cumplir eran fáciles, claras, memorables y tan reales y
consistentes como eran “lavarse las manos antes de sentarse a la mesa” o “escuchar cuando los mayores hablan”.

Había otro detalle, las mismas personas que me imponían las reglas eran las mismas que las cumplían a rajatabla y se encargaban de que todos los de la casa las cumplieran. No había diferencias. Éramos todos iguales ante la Sagrada Ley Casera.

Sin embargo, y no lo dude, muchas veces desafié “las reglas” mediante el sano y excitante proceso de la “travesura” que me permitía acercarme al borde del universo familiar y conocer exactamente los límites. Siempre era descubierto, denunciado y castigado apropiadamente....

La travesura y el castigo pertenecían a un mismo sabio proceso que me permitía mantener intacta mi salud mental. No había culpables sin castigo y no había castigo sin culpables. No me diga, uno así vive en un mundo predecible.

El castigo era una salida terapéutica y elegante para todos, pues alejaba el rencor y trasquilaba a los privilegios. Por lo tanto las travesuras no eran acumulativas. Tampoco existía el dos por uno. A tal travesura tal castigo.
Nunca me amenazaron con algo que no estuvieran dispuestos y preparados a cumplir.

Así fue en mi casa. Y así se suponía que era más allá de la esquina de mi casa. Pero no. Me enseñaron bien, pero estaba todo mal. Lenta y
dolorosamente comprobé que más allá de la esquina de mi casa había
“travesuras” sin “castigo”, y una enorme cantidad de “reglas” que no se cumplían, porque el que las cumple es simplemente un estúpido (o un boludo, si me lo permite).

El mundo al cual me arrojaron sin anestesia estaba patas para arriba.
Conocí algo que, desde mi ingenuidad adulta (sí, aún sigo siendo un
ingenuo), nunca pude digerir, pero siempre me lo tengo que comer: "la impunidad". ¿Quiere saber una cosa? En mi casa no había impunidad. En mi casa había justicia, justicia simple, clara, e inmediata. Pero también había piedad.

Le explicaré: Justicia, porque “el que las hace las paga”. Piedad, porque uno cumplía la condena estipulada y era dispensado, y su dignidad quedaba intacta y en pie. Al rincón, por tanto tiempo, y listo... Y ni un minuto más, y ni un minuto menos. Por otra parte, uno tenía la convicción de que sería atrapado tarde o temprano, así que había que pensar muy bien antes de sacar los pies del plato.

Las reglas eran claras. Los castigos eran claros. Así fue en mi casa.
Y así creí que sería en la vida. Pero me equivoqué. Hoy debo reconocer que en mi casa de la infancia había algo que hacía la diferencia, y hacía que todo funcionara. En mi casa había una “Tercera Regla” no escrita y, como todas las reglas no escritas, tenía la fuerza de un precepto sagrado. Esta fue la regla de oro que presidía el comportamiento de mi casa:

Regla N° 3: No sea insolente. Si rompió la regla, acéptelo, hágase
responsable, y haga lo que necesita ser hecho para poner las cosas en su lugar.

Ésta es la regla que fue demolida en la sociedad en la que vivo. Eso es lo que nos arruinó.. LA INSOLENCIA. Usted puede romper una regla -es su riesgo- pero si alguien le llama la atención o es atrapado, no sea arrogante e insolente, tenga el coraje de aceptarlo y hacerse responsable. Pisar el césped, cruzar por la mitad de la cuadra, pasar semáforos en rojo, tirar papeles al piso, tratar de pisar a los peatones, todas son travesuras que se pueden enmendar... a no ser que uno viva en una sociedad plagada de insolentes. La insolencia de romper la regla, sentirse un vivo, e insultar, ultrajar y denigrar al que responsablemente intenta advertirle o hacerla respetar. Así no hay remedio.

El mal de los Argentinos es la insolencia. La insolencia está compuesta de petulancia, descaro y desvergüenza. La insolencia hace un culto de cuatro principios:

- Pretender saberlo todo
- Tener razón hasta morir
- No escuchar
- Tú me importas, sólo si me sirves.

La insolencia en mi país admite que la gente se muera de hambre y que los niños no tengan salud ni educación. La insolencia en mi país logra que los que no pueden trabajar cobren un subsidio proveniente de los impuestos que pagan los que sí pueden trabajar (muy justo), pero los que no pueden trabajar, al mismo tiempo cierran los caminos y no dejan trabajar a los que sí pueden trabajar para aportar con sus impuestos a aquéllos que, insolentemente, les impiden trabajar. Léalo otra vez, porque parece mentira.
Así nos vamos a quedar sin trabajo todos.
Porque a la insolencia no le importa, es pequeña, ignorante y arrogante.

Bueno, y así están las cosas. Ah, me olvidaba, ¿Las reglas sagradas de mi casa serían las mismas que en la suya? Qué interesante. ¿Usted sabe que demasiada gente me ha dicho que ésas eran también las reglas en sus casas?
Tanta gente me lo confirmó que llegué a la conclusión que somos una inmensa mayoría. Y entonces me pregunto, si somos tantos, ¿por qué nos acostumbramos tan fácilmente a los atropellos de los insolentes? Yo se lo voy a contestar.

PORQUE ES MÁS CÓMODO, y uno se acostumbra a cualquier cosa, para no tener que hacerse responsable. Porque hacerse responsable es tomar un compromiso y comprometerse es aceptar el riesgo de ser rechazado, o criticado. Además, aunque somos una inmensa mayoría, no sirve para nada, ellos son pocos pero muy bien organizados. Sin embargo, yo quiero saber cuántos somos los que
estamos dispuestos a respetar estas reglas.

Le propongo que hagamos algo para identificarnos entre nosotros. No tire papeles en la calle. Si ve un papel tirado, levántelo y tírelo en un tacho de basura. Si no hay un tacho de basura, llévelo con usted hasta que lo encuentre. Si ve a alguien tirando un papel en la calle, simplemente levántelo usted y cumpla con la regla 1. No va a pasar mucho tiempo en que seamos varios para levantar un mismo papel.

Si es peatón, cruce por donde corresponde y respete los semáforos, aunque no pase ningún vehículo, quédese parado y respete la regla.

Si es un automovilista, respete los semáforos y respete los derechos del peatón. Si saca a pasear a su perro, levante los desperdicios.

Todo esto parece muy tonto, pero no lo crea, es el único modo de comenzar a desprendernos de nuestra proverbial INSOLENCIA. Yo creo que la insolencia colectiva tiene un solo antídoto, la responsabilidad individual. Creo que la grandeza de una nación comienza por aprender a mantenerla limpia y ordenada...
Si todos somos capaces de hacer esto, seremos capaces de hacer cualquier cosa.

Porque hay que aprender a hacerlo todos los días. Ése es el desafío.
Los insolentes tienen éxito porque son insolentes todos los días, todo el tiempo. Nuestro país está condenado: O aprende a cargar con la disciplina o cargará siempre con el arrepentimiento.

¿A USTED QUÉ LE PARECE? ¿PODREMOS RECONOCERNOS EN LA CALLE ?
Espero no haber sido insolente.. En ese caso, disculpe.

Dr. Mario Rosen




Seguridad.

En forma instintiva lo primero que busca el ser humano es protegerse de todos los peligros que lo acechan. En la noche de los tiempos era tarea fundamental de cada hombre el ocuparse de su seguridad y de la eficacia con que llevara a cabo dicha tarea dependía su supervivencia, era cuestión de vida o muerte. Con el correr del tiempo y al formarse las sociedades, los hombres fueron delegando en las mismas tareas que eran de su competencia, como por el ejemplo las que hacen a su seguridad.

A la sociedad, o sea al Estado, le fue conferida por cada uno de sus integrantes, la tarea indelegable de brindar seguridad a todo el conjunto, siendo el gasto que ocasiona el realizar dicha tarea sufragado vía impuestos por cada uno de sus miembros.

Ahora bien, si una sociedad incumple de manera notoria con su obligación de dar seguridad a sus integrantes, tal situación puede llevar a que cada uno de ellos se sienta en la obligación de retomar para si la tarea de velar por su seguridad y lo haga de la forma que lo considere más conveniente, llegado a tal punto comenzará a regir en la sociedad en cuestión "la ley de la selva". y se tornará imposible vivir en ella de manera civilizada.

Carlos Vicente Ruá
21 de noviembre de 2009

viernes, 13 de noviembre de 2009

´Charla debate con Juan Pablo Arenaza




Tal como estaba programado y ante una importante asistencia de vecinos, pertenecientes mayoritariamente a los barrios de Almagro y Boedo, se presentó el Diputado electo por la Ciudad de Buenos Aires Juan Pablo Arenaza en la reunión organizada por la Comuna 5 de Unión Por Todos Coalición Cívica el viernes 06 de noviembre.
En primer lugar Juan Pablo puso en conocimiento de los asistente cuáles serían las líneas directrices de su gestión en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, para luego dar respuesta a todas las inquietudes que le manifestaran los vecinos presentes, generándose un ida y vuelta enriquecedor, tan es así que el evento se prolongó por casi dos horas en forma ininterrumpida, finalizando con un fuerte aplauso de todos los presentes.
Carlos Vicente Ruá.
13 de noviembre de 2009.


martes, 3 de noviembre de 2009

En la búsqueda de la participación y el compromiso, los integrantes de la Comuna 5 de Unión Por Todos en la Coalición Cívica invitan a todos los vecinos a la charla debate con el Legislador electo de la Ciudad de Buenos Aires por el Acuerdo Cívico y Social JUAN PABLO ARENAZA. La misma tendrá lugar el viernes 06 de noviembre de 2009 a las 19 horas en Senillosa N° 948 (entre Directorio y Zuviría). En ella se tratarán los temas que nos preocupan a todos.

Carlos Vicente Ruá
03 de noviembre de 2009

sábado, 17 de octubre de 2009

Últimamente estoy observando que cuando alguna empresa prestadora de servicios públicos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se ve en la obligación de romper una vereda y hacer en ella una zanja a fin de poder llevar a cabo alguna reparación, terminada ésta proceden a rellenar la zanja en cuestión pero no vuelven a poner los baldosones o las baldosas correspondientes para dejar todo tal cual se encontraba originariamente, sino que, muy por el contrario, proceden a dar un "terminado" con una mezcla de mala calidad y sin siquiera tomarse la molestia de dejar la superficie relativamente nivelada, situación que se ve agravada al poco tiempo ya que lo que constituía un desnivel o una desprolijidad se convierte en un pozo con el consiguiente peligro para los ciudadanos que transitan por las mismas, de le estética ni que hablar!!

Pienso que esta situación se debe a una política de ahorro mal entendido de las empresas, a lo que se suma una falta de control por parte de los organismos gubernamentales pertinentes.

Lo real es que los porteños sufrimos un paulatino y constante deterioro de nuestra calidad de vida. Estoy seguro que esta situación cambiará radicalmente cuando se encuentren funcionando plenamente las Comunas.

Carlos Vicente Ruá
17 de octubre de 2009

sábado, 12 de septiembre de 2009

Un comentario y una noticia.

Un comentario y una noticia.

Primero el comentario: estoy observando que todos los carteles, anuncios de obras, vehículos, propagandas, etc., relacionados con la ciudad Autónoma de Buenos Aires están coloreados de amarillo, siendo el amarillo el color que identifica al partido que se encuentra actualmente a cargo de la administración de la Ciudad, por lo tanto me parece inadecuado dicho proceder, no puedo decir si es ilegal, pero si puedo opinar que me parece poco ético.

Segundo la noticia: el próximo viernes 18 a las 19 hs en Senillosa 948 organizamos una charla debate sobre Comunas y Seguridad, por supuesto que están todos invitados.

Carlos Vicente Ruá
12 de septiembre de 2009

lunes, 17 de agosto de 2009

Ciudadanos comprometidos.

Ayer agasajamos con un locro a todos los ciudadanos que voluntariamente y en forma gratuita participaron en las elecciones del 28 de junio pasado como fiscales de la Coalición Cívica en nuestra Comuna 5.

Resultó llamativa la gran cantidad de ciudadanos independientes dispuestos a colaborar desinteresadamente para asegurar la limpieza de la citada elección, lo cual puede indicar un cambio en la actitud prescindente que se manifiesta en gran parte de la ciudadanía, ojalá que así sea.

Estoy convencido que únicamente con la participación comprometida y honesta de cada uno de nosotros es que lograremos revertir el proceso decadente en que se encuentra nuestra Patria.

Carlos Vicente Ruá
17 de agosto de 2009.
El día del Padre de la Patria.

viernes, 22 de mayo de 2009

Hay que predicar con el ejemplo.

En un reportaje publicado hoy en el diario La Nación de esta capital, la ex funcionaria y actual candidata a diputada nacional por la Capital por la alianza PRO - PJ disidente, manifiesta sus quejas sobre la concepción muy errónea que a su criterio tiene el gobierno nacional, el que en aquellos distritos gobernados por fuerzas políticas de signo contrario, en su opinión, trata de obstaculizarles la gestión.

Ahora bien, si tal es su parecer, pregunto: entonces por qué el gobierno de la ciudad no cumple con el mandato que emana de la Constitución y las leyes y llama a elección para cubrir los gobiernos de las Comunas, o es que tiene temor a que las Comunas sean gobernadas por fuerzas políticas de otro signo y directamente impide dicho proceso.

Nada mejor que predicar con el ejemplo diría mi abuela.

Carlos Vicente Ruá
22 de mayo de 2009

sábado, 25 de abril de 2009

Candidaturas.

Sobre el tema de los candidatos "testimoniales" (ya ocupan un cargo electivo y no piensan asumir el cargo para el cual se postulan) y los candidatos "todo terreno" (son elegidos para un cargo, a los dos años renuncian para postularse en otro cargo del que a los 2 años seguramente renunciarán para presentarse a otro cargo) se han vertido numerosas opiniones, pero hay una faceta que a mi entender no se ha tenido en cuenta y es la siguiente: "este proceder pone de manifiesto que dentro de los partidos políticos que adoptan este conducta no hay ciudadanos preparados y en condiciones de postularse para los distintos cargos electorales, hay dos o tres figurones intercambiables y nada más, los que por otra parte impiden que se origine un mecanismo de formación de dirigentes capacitados".

Carlos Vicente Ruá

25 de abril de 2009