En un comentario anterior (17/09/2009) hacía un análisis crítico sobre el uso y abuso del color partidario en la publicidad oficial del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires como así también en la flota de vehículos pertenecientes a la misma, los carteles de obras, etc. Parece ser que en el gobierno no tienen muy en claro la diferencia entre Estado y partido político, suponiendo que el día de mañana sea otro el partido encargado de la administración de la ciudad estará entonces en su derecho de pintar todo con sus colores, cargando por supuesto el gasto ocasionado al bolsillo del contribuyente, tal como lo está haciendo la actual adminstración que de esta manera malgasta alegremente los escasos dineros públicos.
Esta conducta poco ética alcanzó su máxima expresión con el veto del Jefe de Gobierno a los artículos de la Ley que reglamentaba la publicidad oficial y trataban precisamente sobre este tema, entre otros. Es de señalar que la citada Ley fue aporobada por unanimidad por los 56 legisladores presentes en el recinto.
No deja de llamar la atención lo manifestado por el jefe de gabinete quien ante la requisitoria peridística manifestó "Si no se puede tomar ningún color que use un partido, hay que hacer propaganda en sepia", poniendo de manifiesto que el partido al que pertence, en su conducta ética, es más de lo mismo.
Ni que hablar de la prolongación de la red de subterráneos, los escándalos de la policía metropolitana, las idas y venidas con el nombramiento del ministro de educación, etc, etc.
Lunes 08 de febrero de 2010
Carlos Vicente Ruá